Hace unos días, una persona en terapia me comentaba que se había dado cuenta de que no vivía el presente en plenitud. Hasta ese momento, es cierto que una flor que le caracterizaba a menudo era Gorse, la desesperanza, la sensación y la creencia de que el futuro no le iba a aportar nada nuevo, que las cosas no iban a cambiar para ella.
Pero se había dado cuenta de que había otra parte en ella que mantenía esa desesperanza. Me contaba que cada día, pensaba, palabras textuales " Creo que ya he tenido de todo en la vida y no lo he sabido aprovechar y valorar, ya pasó mi tiempo y sin ello me he quedado". Y este pensamiento lo tiene cada día. Es decir, cada día, piensa que "ayer" tuvo algo y no lo supo aprovechar. Creo que hay una gran parte de Gorse en este pensamiento, y también una gran parte de honeysuckle, tan tan cercano en el tiempo y tan actualizado, que por lo menos a mí, me pasaba desapercibido. El creer cada día que el anterior fue mejor, no poder disfrutar y vivir el presente y la desesperanza de un tiempo que ya no va a volver, alimenta y mantiene una actitud gorse, que creo que a la vez retroalimenta al honesuckle.
Normalmente, podemos reconocer este estado emocional como fruto de una añoranza más global, más definida, sin embargo, aquí aparece, renovándose cada día. Cada día vivido como pérdida de algo que tuvo, que fue y que no va a volver.
Volvamos al presente, apreciando lo que cada día de hermoso nos aporta la vida.